Ay
messenger, messenger… Hoy, tras una ingesta excesiva de tortitas de chocolate y
nata que me ha llevado al típico dolor de estómago del que no te arrepientes, me he acordado de ti. ¿Qué tiempos
aquellos, eh?
Me
acuerdo de cuando empezaste como un simple programa que enviaba palabras
escritas de milagro, que no enviaba ni archivos y tus emoticonos eran pixelados
hasta un punto inadmisible en el grado de Publicidad de la Fcom. Fuiste
evolucionando hasta el punto de fliparnos con tu lápiz virtual y tus guiños
gigantes. Era gracioso molestar al colegui de turno mandándole 100 seguidos.
¿Qué no se podía? Sí… sí se podía, yo fui de las que encontraron la manera de
sí hacerlo con un simple truquito llamado Messenger Plus.
Ains,
Messenger Plus… Gracias a los colores que permitías en tus estados mis frases
pudieron calar más hondo. El blanco y negro pasó a la historia, eso no
representaba la fuerza de mis sentimientos. Uno era… “Si yo fuese el mar, y tu
una roca, haría subir la marea, para besar tu boca”. A eso le agregabas
colores, alguna palabra en negrita, una cursiva bien puesta, una buena
combinación de mayúsculas y minúsculas, una hilera de signos de puntuación,
tildes, diéresis, símbolos extraños… Y eso era… ¡¡¡CONVERSACIÓN CON TU CARI
ASEGURADA!!!
♋(¯`•¸•´¯)$i Yo FuEsE eL MaR, y Tu UnA rOca, hArÍa sUbIr lA mAreA, PaRa BeSar Tu BoCa(¯`•¸•´¯)♋
(Nota: Lo de los estados estaba bien, pero también es verdad que había gente que se lo curraba demasiado y lo hacía incluso durante la conversación de messenger. Eso ya era pasarse).
Evidentemente,
¡no era lo mismo! En Publicidad nos hemos dado cuenta más que nunca de que hay
que embellecer la realidad para que sea más atractiva, sabemos que un color y
una tipografía bien elegida puede cambiar el mundo. Y con Messenger… Lo pusimos
en práctica y pudimos comprobar que daba resultado con ¡¡¡¡¡¡ÉSTE SONIDO
CELESTIAL!!!!!!
Después,
sólo quedaba disfrutar con largas noches de conversaciones llenas de
indirectas, preguntas sobre tu estado y finalmente el guiño de un beso gigante
que prometía.
Podría
contar mil historias graciosas que a todos nos ha pasado en Messenger, como el
típico contacto que siempre está No disponible y no contesta
jamás (pero que con alguien hablará, ¡digo yo!), el pesadito o pesadita que se
aburre y te busca para que seas TÚ quien le de conversación (¡encima!), esas
horas puntas en las que estaba conectado todo el mundo y no dabas abasto a las
quince conversaciones (a cada cual más importante) que tenías abiertas...
¡Pero
ya he hecho la digestión y por fin me siento bien! Voy a ver qué hay por
el frigo...
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