Freír tu primer huevo marcará un antes y un después en tu
vida culinaria. Antes de nada tómate tu tiempo, piensa bien
las cosas ¿Quieres hacerlo de verdad? Ten en cuenta que cada uno tiene su propio ritmo. No te preocupes si aún no te ves preparado… para dar este paso debes tener las cosas claras. Si ya las tienes, continúa leyendo:
PASOS A
SEGUIR:
- No puedes llevar a tu huevo frito a cualquier sartén. Cerciórate de escoger la correcta, donde pueda estar cómodo y moverse con soltura.
- Vierte aceite en la sartén y llénala poco más de la mitad. Enciende el fuego y espera hasta que esté bien calentito.
- ¿Ya está caliente? Pues coge el huevo (con delicadeza, ya sabes, para que no se rompa), dale un pequeño golpecito en el borde de la sartén o de la encimera (no seas demasiado bruto), cógelo con las dos manos y vierte el contenido en el aceite.
- Vale, llegamos a lo más difícil. No te asustes si de repente te salpica, simplemente ten a mano un escudo para protegerte (la tapa de una olla puede servirte). Con la paleta ve bañando el huevo con el aceite de la sartén hasta que veas que se ha formado algo comestible.
- Ya ha pasado lo peor. Ahora, con cuidado, coge el huevo con la paleta y ponlo en tu tupper.
- No te frustres si te sale un churro. Para consolarte te dejo un vídeo de mi propia experiencia:
Sé que mi huevo es maravilloso, fantástico, inimitable… Pero
si sigues bien los pasos puede que incluso te salga la mitad de bonito que el
mío. ¡Suerte!
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